martes, 8 de junio de 2010

DEL OTRO LADO

“El frio cultiva y ve crecer el más delicado

Fruto de una pareja de campesinos,

Que sin saber dan comida al animal que los devora cada día.”

Organizar de forma clara las informaciones recogidas en el trabajo de campo realizado, en la población rural de sesquilé me es un poco difícil, reconstruir en la memoria infinita cantidad de detalles pertinentes para el trabajo etnográfico es difícil y aun más difícil para una vista poco entrenada en este mismo.

El municipio de sesquilé por su gran cercanía con la laguna de guatabita, cuenta con historias que se encadenan con el oro y los antiguos muiscas. Tan bien cuenta historias de las minas que se extendieron por todo el altiplano cundiboyacense, muchos de sus pobladores trabajan o trabajaron en estas antiguas minas, muchos otros ahora se dedican a trabajar en la producción de flores. Este pueblo respira un aire de pasividad y de tranquilidad, la mirada pasiva y educada en años, de muchos de sus pobladores me recuerda, que nuestro trabajo va mas allá de un simple conocimiento de las relaciones estructurales o relaciones sociales, se centra en la necesidad de entender al otro desde sus propias perspectivas.

Tal ves la primer mirada a sesquilé es un poco insípida, siempre la primer mirada es insípida, llegar de noche ver la plaza con una iglesia grande y junto una mas pequeña, el espacio vacio de la plaza con algunas bancas. Un banco, nunca puede faltar un banco en la plaza del pueblo; como siempre del otro extremo una panadería cafetería con un viejito mirando entre su ruana, esa mirada cultivada de años, esa que no se aprende ni se enseña. Al lado de la cafetería un lugar para comer, para los viajeros que pasan. A primera vista de llegada todo es igual parece la copia fiel de cualquier otro pueblito perdido en esta masa de humanidad.

La noche ya cuando encontramos un lugar para dormir es mucho mas fría y mucho mas silenciosa que la noche citadina, llena de silencios y ladridos de perros que se acercan incesantemente, el aire frio y húmedo de la noche se mezcla en mis pulmones mientras duermo. Ya en la mañana a eso de las 5:00a.m. Todo se empieza a mover la gente empieza a caminar, el camión de la leche llaga para recoger la leche recién ordeñada de las vacas, las campanas de la iglesia suenan y parece que de la nada el pueblo tomara vida. Empiezo a caminar por las calles del pueblo, las primeras no parecen salidas del mas allá son calles negocios y carros, pero entre las calles mas estrechas y las casas mas nuevas empiezo a subir, subir y subir para poder tener una mirada mas amplia del pueblo, subir y subir hasta llegar a la trocha, antes de llegar a la trocha aparecen un par de campesinos a caballo saludan y nos indican que hay que tener cuidado, los incendios están a flor de piel y hace poco un incendio golpeo las montañas cercanas a la población. Caminar y caminar, subir y subir, en la subida de la trocha nos encontramos unas estructuras para limpiar el agua, agua sucia y llena de una mucosidad verde extraña y no voy a mentir asquerosa. Por fin llegamos a la sima de una de las colinas que conforman el paisaje montañoso del pueblo, desde ahí se ve todo el pueblo la plaza, la iglesia grande y magnificente parece perder mucha de su magia desde allí arriba, mas a la derecha se ve el embalse de Tominé con sus aguas claras a la luz de sol. Una mirada mucho mas mágica que la primera, repito la primer mirada siempre es insípida.

Mi pequeño trabajo de campo no se ocupo de la infinita relación con el oro ni tampoco con los muiscas, o más bien neo muiscas que han surgido en esta población, mi búsqueda empieza con los campesinos que han transformado rotundamente sus formas de vida en un país que poco los mira, y les pone cada ves mas situaciones difíciles en las que no pueden trabajar. La gente necesita sobrevivir y no encuentran sustento en la tierra que por años los ha alimentado.

Por suerte en mi trabajo de campo encontramos a Don Jeremías Prieto, primo de doña Adelaida una viejita con dos trenzas largas que caen de su cabeza blanca, llegados de las veredas hace ya muchos años. Don Jeremías tiene un huerto de hortalizas que cultiva sin sistémicos comida mucho más natural que la que encontramos empaquetada en bolsas de plástico en un supermercado. Sus palabras me dieron pie para empezar a pensar de forma mas madura cual es la realidad vivida de estos campesinos.

“Esto es un trabajo artesanal, un trabajo sencillo donde uno utiliza tan solo las manos dentro de un guante.” (Fragmento diario de campo)Y es que don Jeremías trabaja duro y fuerte para poder llevar la comida a sus compradores, vecinos y conocidos que ya lo conocen en todo el pueblo, tuve suerte es uno de los últimos huertos que quedan en la población rural de sesquilé.

Durante la conversación larga y extendida bajo un sol de mañana, las reflexiones que me pone en frente don Jeremías me cuestionan profundamente nuestra realidad. Esa de la que parece que nunca saliéramos la que nos consume en canciones repetidas, en las reglas de un juego que todos jugamos, cambiar la mirada ponerla en un punto mas alto, como en la colina una mirada mas lejana que nos muestra otra realidad, la que no vemos la que como siempre el sistema busca ocultar, detrás de la comida plástica del éxito o de mcdonnals. “a bueno, todos nos morimos y no nos llevamos ni mierda lo único que necesitamos es comer para sobrevivir y nadie quiere trabajar el campo, nadie se quiere salir de la ciudad.” (Fragmento diario de campo) y es verdad la gente quiere seguir respirando el aire gris de esta ciudad, nadie se quiere ir a ensuciar las manos sembrando papa. “sembrar papa es como jugar la lotería, usted se juega la suerte, bueno si no es un papero, el que tiene los carros las tierras los empleados es si nunca pierde por que la plaza le paga bien las cargas.” (Fragmento diario de campo) Don Jeremías como la inmensa minoría de pequeños agricultores que se encuentran en un campo de juego, donde se la juegan de forma literal por conservar el trabajo tradicional de la tierra juega con el destino, con el glifosato, con los insumos.

Tomar la realidad de una persona para convertirla en parte de una teoría científica es una tarea difícil, destilar de la cabeza relaciones que en todo momento están presentes, pero que nuestra mirada entrecerrada no nos deja ver. Es claro que en este mundo todos somos jugadores, vivimos nuestra vida como un eterno juego contra el destino contra nuestra propia suerte, el cultivo y el cultivador, como don Jeremías, vive su vida, su realidad en un tipo de juego, una apuesta de la que no puede salir, de la que no le interesa salir es su vida: eso es el, el es eso un jugador que encontró su apuesta en el campo y es que el campo es un lugar donde la esperanza surge con cada nueva semilla, con cada nueva tarta desde la mañana.

Lo difícil, es mas, lo cruel es la forma en la que vemos ese mundo tan simple tan lleno de repeticiones, todos tenemos un papel en este juego y unas reglas para cada campo de juego, en el nuestro la regla es hablar bien y saber de Levi-Strauss para ellos es saber cuando son las lluvias, como regar, como bajar o subir la acides del terreno, en todos recae un papel y de este lado todos queremos ser héroes sin entender que somos iguales que pensamos y actuamos de forma similar. En realidad los héroes no son los que quieren salir del hecho social que recae sobre ellos, son los que mejor lo asumen y logar a pesar de su aparente similitud, salir y dejar una huella, un poco simple sobre la gran espiral espaciotemporal en la que nos encontramos inmersos como polvo de estrellas.

Una mirada más larga y bastante pausada sobre la población rural de sesquilé, hoy me permite ver cosas que a primera vista o con una vista minimalista y simple jamás las hubiera podido ver las relaciones que entre sus vidas se tejen y se conciben alrededor de muchos lugares comunes del pensamiento y de la acción de sus pobladores, gentes de miradas largas y profundas, no voy a negar un poco sospechosas de brujería y de encanto.

Es valido preguntarse para nosotros los que empezamos en este mundo de academia, de juguete, con reglas claras y firmes desde donde y hasta donde podemos trabajar y como debemos trabajar, si el trabajo que estamos llevando a cabo en cada uno de nuestros avances realmente vuelve a la realidad de las personas, las transforma y las ayuda a luchar contra un sistema que por mas que nos queramos engañarnos y lo queramos ocultar es el claro reproductor de políticas fascistas que nos impiden y le impiden a las personas con las que trabajamos seguir luchando y asumiendo su lugar en este mundo. Obligándolos a desplazarse y a romper tradiciones culturales, sesquilé es un claro ejemplo de cómo la ciudad, la globalización, la educación y la política estatal han roto tradiciones en la vida de las personas han roto cadenas de relaciones humanas en las que se gesta nuestro trabajo.



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quiero

Quiero te quiero silencio

Por que como vienes vas,

Dejando al pasar una huella fugaz.

Quiero te quiero viento

Recorriendo las calles en silencio

Con el mas viejo compas.

No me preguntes más

Si quiero salir a caminar

Por que quiero pasear en tu memoria

De aquí para allá.

Puntos sobre las íes

Punto final, todos vamos caminando

Al ritmo y al compas.

Desierto

Desierto

eu

eu