momentos, cuando saltas, pensando que el piso esta a cierta distancia, ya has saltado y estas flotando en el aire, esos dos o tres segundo en los que sólo existe la fuerza de gravedad, y caes en cuenta que el piso esta mucho mas lejos de lo que se había calculado y el impacto esta predispuesto por una sensación de vértigo larga y profunda que estimula los músculos haciendo del impacto una explosión de ácido láctico por cada uno de los filamentos que componen el órgano como tal.
Tal vez la expresión de mi rostro en el momento del impacto sea muy parecida a mi cara minutos antes de que llegues, esa estúpida felicidad que se manifiesta en mi ser desde lo mas profundo del intestino y crece despacito hasta que ocupa gran parte de mi cuerpo y termina por estirar mi sonrisa un doble de su largo y esa sonrisa tan bien es estúpida, pero aun así no puedo evitar sonreír y me río y salen como de mas a dentro de mi, los dos demonios que día a día después del medio día, son mi rutina:absurdo y abstracto, el primero tan inútil como el intento de real del segundo, y se apoderan de mi, y todos mis actos son absurdos y todas mis oraciones son abstractas, es como si me llenaran el alma de llamas y el aire caliente me elevara del suelo; siempre , por alguna maldita razón siempre después de la sonrisa me vienen los demonios, de ahí en adelante todos mi actos son irrelevantes.
por eso momentos como en los que saltas al vació y sientes que los labios se encuentran en un juego de saliva, mas allá del corredor del primer piso, del salón, en algún tipo de espacio absurdo entre la pared y el portón se refugia tu corazón, y es ese corazón el que me trae la ridícula sonrisita, una alegría acompañada de mis demonios de medio día, que son rutina del día a día por que por alguna des-compensación en el universo te veo todos los días.
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