Manos atadas, son las que tengo después de meses de
sacrificios, tengo las manos atadas con la cuerda que te regale para salir del
pozo, tu no lo pensaste pero cuando me mordiste los labios bebiste de mi sangre, ahora
espero cortar la cuerda y salir a buscarte, muchos me dicen que eso es perder
mi tiempo.
Opciones no tengo mi corazón quedo mordido también y
pues ahora me toca derramar en mis manos tu sangre tibia, por ahora pienso en
lo importante soltarme el nudo de las manos, soltarme de tus brazos y poder
respirar, ¡no!, ¡lejos no!, mejor a tu lado y que sientas mi respiración y no
la puedas evitar, no la quieras evitar, no tengas mas opción que besar y besar
y besar hasta que muerdas mi paladar en ese momento el emblema de mi boca será
comerme tu boca y después comerme tu piel, tu cuerpo, tu ausencia y desesperada
presencia para ver si así si se me quita
el hambre de ñero que tengo.
Recuerdo que pase toda la tarde en el parque de Chapultepec
caminando después de que te bese y discutimos, después de que te abrase y me
soltaste, en ese momento patine en el piso y camine y salte el pequeño murito
lejos de ti lejos, de mi. Y alquile una bicicleta y ella me ayudo tanto a
pensar, te tenia tan dentro de mi que estornude una piedra preciosa, supongo que
de la alergia que tengo a amarte. Fui como buscando algo mas y me encontré con
las hippies de la calle esa gigante que no me acuerdo como se llama y les
pregunte por el pasaje de los hippies y monte en la bici por el paseo reforma
mas allá del ángel de la independencia por el paseo Benito Juárez y enfrente de
bellas artes y por eje central hasta la calle Uruguay o Paraguay ya no recuerdo
bien, me encontré con una chavo con un cajón que me acompaño al pasaje hippie
me regalo un par de tabacos y vivía por ahí por donde vives tu, en esta ciudad
gigante. Compre las pendejadas y volvía a montar. La garganta me ardía y compre
pastillas como la mebucaina y se me dormía la lengua y la garganta y yo como
buen pendejo pase hasta el lugar donde te deje, a ver si ahí seguías haber si
contigo me torpedeaba las pestañas.
Claro que no estabas, mas pendejo yo que se supone
te buscaba, entregue la bici tome mi pasaporte camine como cualquier día, comí un
par de tacos y espere, luego te llame y
no contestaste, luego te llame y te llame y te llame y no me diste respuesta,
yo dormí hasta que el policía me despertó y te volví a llamar, respondiste –bueno-
y me dijiste que no querías saber nada
de mi, hasta mas allá del presente, y yo bien mal herido subí al metro a dormir
y en el mismo lugar que nos vio decir adiós nos encontramos, yo recuerdo que te
regale unos aretes bolivianos y la piedra que tu alergia me saco, tu me dijiste
del buen bar bohemio al que te gusta ir.
De tus
lagrimas vi caer mi meta del día a día que me llevo por el camino del azul y el
rosado que veía en la playa de Puerto Escondido, mientras me enamoraba de las
olas y pedía a la luna te abrazara por mi, desde ahí tengo esta soga que ahora
rompo, haber si logro que tus lagrimas no se condensen en este silencio que me esta matando
lenta y sigilosamente
Hoy mas que nunca me duele cuando Di me pregunta -¿cómo
hace para olvidar tan rápido?- Y yo le respondo que aun no puedo, que -me
muerdo una teta por verte aunque no tenga tetas-