Extraño acariciar las flácidas
Laderas de tu montaña,
Morder las maderas viejas
Podridas de tus piernas
De tus caderas.
Mi voz no resuena como eco
Ni mi piel alcanza a tropezar
Por debajo de tus labios,
Las orillas de una piel seca como el deseo
La quiero.
La quiero
Ver muerta y debajo de la tierra
Saborear en mi boca
Las aguas turbias de tu
Tumba, para en ellas hallar
Las tejas de barro
Cagadas por los gato
Poder levantarme
Con el olor a muerto de tus labios
Saber que con cada paso
Me acerco más a nuestro
Desdichado encuentro
El del día en que yo esté muerto.
Se van contando de a pedazos
Lo pasos de un tiempo y un pasado
De un espacio apresurado con
Huellas y marcas del engaño
De andar saltando los pasos
Del diablo, mientras por debajo los demás
Santos van pisando las tejas meadas por los gatos.
miércoles, 25 de mayo de 2011
lunes, 9 de mayo de 2011
Antropogato II
Mi gato ha encontrado un nuevo juego, ahora se dedica a desenredar el universo entero.
Empezó como todos por curiosidad desenredando largas tiras de hilo, se encontró con la grata sorpresa de que sus madejas y sus canicas son giros que da la vida, son giros del mundo en el que camina y hasta encontró una forma de desenredar de una madeja mi vida entera; jajajaja. Logro enredar madejas de tantos colores en una sola caída, que creo al universo entero con estrellas fugases en el medio. Ya casi no juega con el micro universo, mi gato, amado gato, ahora va de visita a las casas aledañas en busca de una minina de ojos verdes de día y negros de noche, con claros pelos largos en los bigotes y en las cejas; ella no le presta mucha atención aunque una vez vino por estos tejados tomada de su mano. Yo lo miro con una curiosidad latente, por que jamás voy a saber como son las vigas de los tejados, ni mucho menos como cazar ratones de alcantarilla cuando tengo hambre. El vive de mí pero por momentos llego a creer que yo vivo de él.
Han pasado años desde que lo vi por última vez, estaba junto a la venta y no se por que razón decidió jugar con el universo tejido a mano, que tenia a su lado. Duro horas moviendo la madeja de hilo de un lado a otro, por encima de las baldosas de la cocina y éntrelas plantas del jardín, por las patas del escritorio, enfrente de la pantalla del televisor y por delante de la poltrona, olvidada en el centro de la sala. Después dejo de lado lo que para mi es un micro-universo tejido con pedazos de silencio, volvió junto a la ventana, me miro con sus ojos largos y profundos por un rato y después salto ventana afuera y jamás volvió a pisar las baldosas de mi casa, jamás entro por la ventana ni por la puerta, no lo volví a escuchar en las vigas del tejado, pero tristemente aun escucho el maullido de la minina de la casa de alado que aun lo extraña. No voy a mentir yo tan bien lo extraño, pero así son los gatos un día se van para no regresar tal ves por eso me gustan, por que me quiero ir para no regresar jamás. Y aun así tampoco puedo evitar pensar en el triste maullido de la minina de la casa de alado. Y en mi, que por un lado o por el otro aun extraño que enrede mi mundo desde su universo enmadejado.
Empezó como todos por curiosidad desenredando largas tiras de hilo, se encontró con la grata sorpresa de que sus madejas y sus canicas son giros que da la vida, son giros del mundo en el que camina y hasta encontró una forma de desenredar de una madeja mi vida entera; jajajaja. Logro enredar madejas de tantos colores en una sola caída, que creo al universo entero con estrellas fugases en el medio. Ya casi no juega con el micro universo, mi gato, amado gato, ahora va de visita a las casas aledañas en busca de una minina de ojos verdes de día y negros de noche, con claros pelos largos en los bigotes y en las cejas; ella no le presta mucha atención aunque una vez vino por estos tejados tomada de su mano. Yo lo miro con una curiosidad latente, por que jamás voy a saber como son las vigas de los tejados, ni mucho menos como cazar ratones de alcantarilla cuando tengo hambre. El vive de mí pero por momentos llego a creer que yo vivo de él.
Han pasado años desde que lo vi por última vez, estaba junto a la venta y no se por que razón decidió jugar con el universo tejido a mano, que tenia a su lado. Duro horas moviendo la madeja de hilo de un lado a otro, por encima de las baldosas de la cocina y éntrelas plantas del jardín, por las patas del escritorio, enfrente de la pantalla del televisor y por delante de la poltrona, olvidada en el centro de la sala. Después dejo de lado lo que para mi es un micro-universo tejido con pedazos de silencio, volvió junto a la ventana, me miro con sus ojos largos y profundos por un rato y después salto ventana afuera y jamás volvió a pisar las baldosas de mi casa, jamás entro por la ventana ni por la puerta, no lo volví a escuchar en las vigas del tejado, pero tristemente aun escucho el maullido de la minina de la casa de alado que aun lo extraña. No voy a mentir yo tan bien lo extraño, pero así son los gatos un día se van para no regresar tal ves por eso me gustan, por que me quiero ir para no regresar jamás. Y aun así tampoco puedo evitar pensar en el triste maullido de la minina de la casa de alado. Y en mi, que por un lado o por el otro aun extraño que enrede mi mundo desde su universo enmadejado.
sábado, 7 de mayo de 2011
tántalo
tántalo atrapado entre las aguas de aquel río
con frutos: manzanas, peras y fresas a las orillas del río
sed y hambre definen su castigo
por robar del olimpo la ambrosia
y repartirla entre sus mundanos amigos,
miserable y perdido entre las aguas del río.
el agua que lo cubre de la cintura al cuello
nunca toca sus labios secos y partidos,
el viento que mueve las ramas del arbol,
sus frutos caeran por siempre
pero el pobre tántalo atrapado en el tártaro
jamas atrapara entre sus brasos los frutos del pecado.
una inmensa roca de lados carcomidos
por el paso del tiempo y el espacio
espera que se rompa el ultimo filamento de una cuerda
para caer sobre su cabeza
y acabar con su tristeza.
con frutos: manzanas, peras y fresas a las orillas del río
sed y hambre definen su castigo
por robar del olimpo la ambrosia
y repartirla entre sus mundanos amigos,
miserable y perdido entre las aguas del río.
el agua que lo cubre de la cintura al cuello
nunca toca sus labios secos y partidos,
el viento que mueve las ramas del arbol,
sus frutos caeran por siempre
pero el pobre tántalo atrapado en el tártaro
jamas atrapara entre sus brasos los frutos del pecado.
una inmensa roca de lados carcomidos
por el paso del tiempo y el espacio
espera que se rompa el ultimo filamento de una cuerda
para caer sobre su cabeza
y acabar con su tristeza.
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quiero
Quiero te quiero silencio
Por que como vienes vas,
Dejando al pasar una huella fugaz.
Quiero te quiero viento
Recorriendo las calles en silencio
Con el mas viejo compas.
No me preguntes más
Si quiero salir a caminar
Por que quiero pasear en tu memoria
De aquí para allá.
Puntos sobre las íes
Punto final, todos vamos caminando
Al ritmo y al compas.
Desierto
eu
