Han pasado muchas horas tan bien muchos tiempos y muchos espacios, la fecha parecía lejana se precipitaba gota a gota con cada hora y lentamente se convertía en un mar tan ensordecedor. Las paredes que del mundo lentamente se desplomaban y dejaban espacio libre para respirar aires nuevos, lentamente se ahogaban en las aguas del tiempo que caía del cielo. Desperté y las nubes negras ya se asomaban por la ventana, se escuchaba el lento tic-tac del reloj sobre la mesa, estire mi mano sobre la mesa, mire la hora con el desaliento de saber que es hora de levantarse, camino y el sol a mi paso se levanta por las montañas y entra silenciosamente por las ventanas; el chocolate caliente sobre la mesa junto a dos panes me recuerda que hace días la comida ya no me sabe a nada solo es una necesidad mas para que el cuerpo no se desplome por las calles; Tomo la bicicleta con una canción repetida en mi cabeza y con cada pedaleo siento que me elevo del suelo y que por momentos vuelo por los cielos, mentira, simplemente estoy en la jungla de cementó montando mi bicicleta.
La gente aparece y desaparece, a veces parece que hablan con migo, a veces solo pasan al lado mío, pero en realidad sus palabras pasan por mis orejas sin dejar huella, camino a paso lento y mientras sobre mi cabeza mandan energía al otro lado de las colinas yo me prendo un cigarrillo fumo lentamente el humo y vuelven las palabras y las personas, pero en realidad son imágenes de un mismo fondo que desaparece y aparece detrás de cada minuto en algún espacio; desconozco por completo las razones por las que me he quedado en silencio por un tan largo tiempo, pero como ayer mismo me decían “hay miles de mascaras para cada palabra, camina en silencio y rompe tu espalda” que estupidez caminar con una mascara en la cara, te das cuenta de que en realidad la piel y el cuerpo hablan por ti, mas que tu boca, entonces mide bien tus palabras por que lamentablemente a prendí a leer tu mirada; pero caminar en silencio no me rompe la espalda, es mas creo que caminar en silencio me ayuda a refrescar la cabeza, que se satura de palabras. Como detesto las palabras, como detesto la compañía de las voces en el mundo de los represores; son la principal fuente de dolor de ira y de maldad las simples y vanas palabras que recorren el viento y se filtran por todo tu cuerpo.
Después de discutir por horas con las malditas palabras vuelven a caer del cielo gotas y las nubes tan separas ahora parecen formar una extensa pared en el cielo, se desploma cada ves mas el aguacero con mas fuerza caen del cielo gotas del tamaño de los ojos y el viento las mueve sin clemencia por todo el tiempo. Salgo con el paraguas en mi mano, un cigarro de mas en mi boca; a buscar mi bicicleta que me transporta entre las muchas realidad que habitan con migo en este tiempo y espacio. Y las recorro por distintas rutas, hay días en que me estrello de frente con algún demente que no mira antes de cruzar al frente; hay días que saltan sobre mi los recuerdos pero nunca les presto mucha atención por que me estrello.
Llego a la puerta y la abro con un pie, siempre entro con las patas y gritando por que no soporto el espacio apretado que construí a tu lado, me desprendo del reloj, lo dejo sobre la mesa, escucho la canción que me ha dado vueltas por toda cabeza leo algunos cuantos párrafos de un libro oxidado y los ojos se caen. Vuelvo a las horas los tiempos y espacios de mis sueños donde muchas de las reglas reales se rompen y donde muchos encuentros son torpes y fugases. Me levanto y el sol a mi paso se levanta por las montañas y entra silenciosamente por las ventanas, a lo largo de los años me doy cuenta que la existencia humana no es mas que un sol pisando las medias de otro sol. No es más que una vida a la espera de los soles, a la espera de su muerte.